Mayormente las personas visualizan la obesidad como algo negativo, se tiende a señalar, criticar y a marginar a las personas obesas. Ven la obesidad como una enfermedad, en especial muchos médicos. Claro, entendemos que el hecho de que una persona tenga alguna enfermedad es significativo a dinero e ingreso. Desgraciadamente, se ha convertido a la medicina en un negocio. Las personas cuando se enferman necesitan mejorarse y es cuando buscan ayuda de los médicos, los cuales brinda un servicio caro por demás y si tienen una especialidad aun más. Me atrevo a afirmar que actualmente es un lujo enfermarse. Entendamos que la obesidad no debe ser vista como una enfermedad, se legitima la obesidad como raíz a ser más propenso a padecer de alguna enfermedad, ciertamente estudios indicar que obesos pueden ser no tan predispuesto a esto (Homeier, 2005).
Por otro lado, una causa que es importante para el desarrollo de la obesidad es el estilo de vida sedentario. Hoy día nosotros, los seres humanos tenemos una vida sedentaria ya que una gran parte de la humanidad en su tiempo libre se pasa frente a una computadora, juegos de video o televisión. La tecnología ha contribuido a este a tal punto que han intentado facilitarnos de algún modo, supuestamente, la vida y se podría decir que hasta nos controla la misma. A través de un control remoto. Esta misma tecnología lleva a las personas a no necesitar el ejercicio para hacer las cosas, prender la televisión, radio, abanico, aire acondicionado, reloj, portón, etc. Otro factor que nos hace ser sedentarios es nuestra dependencia hacia los carros, antes las personas se movían de un lugar a otro caminando, corriendo bicicleta, pero hoy día para movernos hacemos uso de esto. No creo que estemos en los tiempos bíblicos donde se caminaba cuarenta años en el desierto. Otro hecho que aporta a esta vida sedentaria es la falta diaria de tiempo, la falta de tiempo influye en el cocinar y tendemos a acudir a unas que ya estén hechas, que sean rápidas como los tan famosos “junk food” ejemplo de estos Mc Donald, Burger King , Pizza Hut y otros tantos comerciales que venden comida rápida. De igual forma existen los tan famosos “Tv dinners”, comidas pre- cocinadas las cuales solo se ponen en el microonda y en minutos están listas para comerse (ricas en sodio, VIVA LA HIPERTENSION). Estas comidas en su mayoría tienen mucha sal, para conservarlas y cantidades calorías de las que solemos ver en la comida del hogar. A esta dieta le añadimos los refrescos o sodas con alto contenido calórico empeorando la situación. Si esta ingesta calórica se repite varias veces al día, obvio, contribuye a la obesidad.
De igual manera, la obesidad se define como problema físico y como problema estético. Este problema se define a través de la imagen corporal. La imagen corporal es la imagen mental que tenemos de nosotros mismos (Schilder, 1950). En una definición más compleja Pruzinsky y Cash (1990) exponen que no hay solo una imagen corporal sino que hay varias imágenes que se relacionan entre sí. Estas imágenes son: la imagen perceptual, cognitiva y emocional. Si aplicáramos a Berger y Luckman (1984) con respeto a esto estas imágenes corresponden a nuestros procesos de socialización primaria y secundaria. Por otro lado, la imagen corporal aceptada se define por el contexto social en que el individuo se encuentre, contexto definido por el lugar y tiempo determinado. Como precedente histórico ante la imagen corporal y sobre todo ante la obesidad se puede señalar que no es hasta principios del siglo XX que dejo de asociarse la obesidad (llamada hasta entonces como robustez), con la buena salud. Una de las causas para esto pudo haber sido que ya no se asociaba la delgadez con la tuberculosis, enfermedad con una mortalidad muy elevada (Alier, n.d.). En ese entonces el conocimiento popular legitimizaba la obesidad significada como buena salud. Sobra decir que en la actualidad la imagen ponderante en la sociedad es la imagen de la delgadez legitimizada paradójicamente a través de la misma razón, “la salud”.
Los ideales de la imagen corporal van hacia la concepción de belleza que tienen las distintas sociedades. Estos ideales imponen una presión sobre las personas que forman una sociedad persé (Quilés, 2006). En una sociedad que esta tan ligada a los medios de comunicación el ideal de la belleza se encuentra en el cuerpo esbelto y bien formado. Ejemplo de esto lo son Barbie y Ken, si Barbie fuera una mujer real será anoréxica sus medidas no son reales (Matos, 2006). De la misma manera Ken no es proporcional a un hombre real. Otra concepción que la sociedad nos impone es que la gente gorda es fea, entiendo que el belleza es un concepto aprendido y la norma de la belleza cambia con el tiempo, si nos remontamos a épocas como el renacimiento la gordura era considerada como el estándar de la belleza. Otra de las ideas sobre la belleza que impera es que las personas se quieren ver como modelos de revistas sin tomar en cuenta que las fotos de publicidad son retocadas.
El aspecto psicológico de la obesidad es uno abarcador. El contexto social donde se define la imagen corporal es el que a nuestro entender hace tan marcado este aspecto. A raíz del contexto social donde la persona externalizó su condición de obesidad la objetivizó como algo negativo y finalmente la internalizó de ese modo crea en la psiquis de las personas diferentes visiones relacionadas a la idea social de que la obesidad es algo indeseable. Primeramente, desde la visión positivista de la psicología ya de por sí es un enfermo mental y colocamos la etiqueta sin ton ni son. Se asocian con problemas de interacción social e infelicidad, como si los delgados no padecieran de estos y otros problemas también (Berger y Luckman, 1984).
Por otro lado, el obeso es relacionado también con los drogodependientes, ya que el comer es respuesta a las emociones más diversas (Silvestre y Stavile, 2005). De esta manera a los obesos se le describe como personas con personalidad adictiva. Los obesos, además, de enfermos fisiológicos, indeseables a la sociedad actual, también pasan a ser pacientes de salud mental. Estos desarrollan ansiedades, depresiones, sentimientos de desvalorización, pueden desarrollar psicopatía y algún otro trastorno alimentario, y decimos algún porque según la sociedad ya tienen uno, la obesidad.
Una de las enfermedades psicológicas que puede padecer un obeso lo es el Desorden por atracón (DSM IV TR, 2000). La persona que padece este trastorno ingiere grandes cantidades de comida, generalmente en menos de dos horas, con una sensación de pérdida de control sobre lo que come y cuanto se come, seguido por sentimientos de culpa. Entre los factores psicológicos esta la prevalencia de la depresión, ansiedad, trastorno obsesivo compulsivo y adicción. Si se observa más profundamente las raíces de la sicopatología se encuentran que la mayor preocupación de estas personas y en especial en las mujeres es el peso, la forma corporal y los componentes afectivos, que como ya explique antes, es definida por el componente social. Ya que ese componente social socaba la autoestima de las personas robustas, las cuales tienen una dignidad humana que se equipara a la de un sujeto flaco, para de alguna forma usar el despectivo de delgado.
Asimismo, asociamos a la obesidad con problemas de índole sexual. Ejemplo de esto lo es la idea de que el obeso compensa la insatisfacción que se siente al no tener una relación sexual satisfactoria comiendo (Fernández y Planell, 2002). Además el miedo a las relaciones sexuales puede provocar a nivel inconsciente que algunas personas se permitan engordar para ser menor atractivos/as y dificultar los intentos en adelgazar, estos entre otros factores son más vistos en mujeres que en hombres, ya que la presión social de la belleza en la imagen corporal es más fuerte con las mujeres. Focault (1990) se expresa también en referente a las mujeres, indica que el cuidado de la alimentación y de lo corporal son esenciales para la sexualidad pero sobre todo para la reproducción. Todo lo expuesto anteriormente motiva a las mujeres obesas a buscar remedios rápidos, drásticos, peligrosos como son los desórdenes alimentarios. Un ejemplo de esto lo es la anorexia y la bulimia.
La anorexia nerviosa es un desorden alimenticio y psicológico. Las personas que padecen de esta condición lo que buscan es tener control del peso y en su totalidad de su cuerpo. Entre las características más comunes de este trastorno, la más importante es que la persona que padece del mismo tiende a distorsionar la imagen corporal. También, tienden a estar haciendo dieta todo el tiempo. Otra característica en cuanto a la comida es que tienden a comer cantidades pequeñas, las tienden a partir en pedazos y aunque tenga hambre es tan grande su miedo por engordar que para disminuir esa hambre lo que hacen es tomar mucha agua.
Entre las causas de la anorexia puede suceder la perdida de la menstruación, que pierda el pelo, y color de piel. Por otro lado, el trastorno puede originarse por las demandas de la familia y en especial la sociedad. Estas personas tienden a tener baja autoestima. Cosas que pueden influenciar para que se dé la anorexia es que las personas que padecen de este trastorno comienzan por estar insatisfechos con su cuerpo. La persona suele visualizarse como que es obesa aunque la realidad sea otra (Homier, 2005).
Como trastorno alimentario existe también la bulimia nerviosa. Este trastorno o desorden se caracteriza por períodos secretos donde la mujer o hombre que lo padezca come exageradas cantidades de alimentos. Luego de esto estas personas para controlar el peso se inducen el vómito y toman laxantes. Las personas que padecen de este trastorno suelen tener un hambre enorme y debido a esto comen sin cesar. En las personas que padecen de bulimia suele verse como característica la pérdida de control en cuanto a la cantidad de alimentos que come. Otros los síntomas que se suelen observar en las personas que tiene bulimia son los atracones que van continuos junto a sentimientos de tristeza y culpa. El sentido de culpabilidad es el que las lleva a vomitar. Los expertos dicen que esta enfermedad se puede originar por las demandas de la familia y la continua exigencias de la sociedad para que la mujer sea delgada (Homier, 2005).
Todas y cada una de estos problemas psicológicos se podrían ver a través de la teoría de Karen Horney (1991) sobre la tiranía de los debería. La concepción social de la obesidad hace que la persona obesa crea en un yo idealizado de manera irreal, lejos de su verdad. Se conservan las apariencias de perfección, en este caso la delgadez se ve como la perfección máxima. Se reprimen los sentimientos valiosos y legítimos como expresamos en el caso de las implicaciones en la sexualidad de la persona obesa. La autoimagen de la persona obesa se ve destruida por completo ante la idea tiránica de que lo que debería de ser en términos de imagen corporal. Finalmente, la persona cree que debe de vivir de acuerdo a su imagen idealizada, imagen y concepción ganada y creada por el otro debido al proceso de socialización y a los procesos de idealización (Horney, 1991).
Entendemos que la utilización de estas técnicas gubernamentales es ante la ingobernabilidad del país en que vivimos, como no controlan al país le queda intentar como técnica de contorno el control corporal. Si partimos de nuestro arraigo cultural y la significación social de la imagen corporal en Puerto Rico, tenemos que pensar que somos producto de tres sociedades distintas de las cuales al día de hoy hay remanentes poderosos. Primeramente, en la sociedad indígena la mujer era de contextura llenita, ni flaca, ni gorda. La sociedad española que venía de un arraigo cultural donde la mujer joven era esbelta, pero la mujer casada y de edad madura era consideraba de opulencia si tenía una imagen corporal más cercana a lo que conocemos como obesidad. Finalmente, la sociedad africana la cual venera la obesidad debido a que África es un país en donde hay una gran población que no tiene al día de hoy los alimentos para llenar sus necesidades fisiológicas más básicas y también se considera a la mujer gruesa importante . Ejemplo de esto es la película Phat Grilz (Likké, 2006), donde la protagonista obesa afroamericana es el objeto de atracción de un joven médico nigeriano.
En resumidas cuentas nuestro arraigo cultural en sus albores no señalaba la obesidad con tanto ahínco como lo hace hoy día, si es que era señalada. No es hasta que Puerto Rico entra en unas relaciones de poder con Estados Unidos que no se implanta de manera tan radical la concepción de la imagen corporal hacia delgadez. De la misma manera no es esta que las grandes empresas de comida rápida llegan a Puerto Rico que ocurre el cambio. Al igual que el estilo de vida donde no hay tiempo para nada llega a nosotros por la misma vía de relaciones de poder. Años atrás se veía como los vecinos se ayudaban, si una mujer daba a luz su vecina la atendía, hoy día vivimos años en un lugar y no conocemos siquiera a nuestros vecinos; adquirimos de la cultura estadounidense el individualismo.
Por otro lado, esta situación contra la obesidad no se da solo en nuestra islita sino el mundo entero está trabajando con esta situación. Ejemplo de los esfuerzos realizados es que científicos, del Instituto Scripps en California han intentado crear una vacuna en contra de la obesidad que bloquea la hormona ghrelim asociada con el hambre. No solo en California lo intentan, Canadá trabaja con la búsqueda de la vacuna. Por su parte, Gran Bretaña expresa haber creado un medicamento para combatir el sobre peso llamado, Rimonabant. Mientras en Australia se creó el Xenical para adolescentes mayores de 12 años para combatir la supuesta anormalidad de la obesidad. Hoy día la FDA autorizo la venta del Ally pastilla con solo la mitad de la dosis de la Xenical pero de venta sin receta médica. Si hablamos de lo normal o anormal desde una concepción epistemológica y ontológica la anormalidad está definida por el DSM IV TR (2000) que se considera objetivo ahora bien ¿cuando nació esa objetividad? A nuestro entender la objetividad no es más que la subjetividad de alguien que nos la impuso y detrás de esa construcción de conceptos y operalizaciones hay un interés particular. Interés que bien podría ser definido hasta por las casas farmacéuticas que generan tantos ingresos mediante la venta de drogas que alivian los males que ellos ayudaron a nombrar, en este caso la obesidad.
Además de vacunas y medicamentos científicos La Escuela de Medicina de Harvard y el Instituto Nacional de Geriatría han expresado que el vino tinto ayuda a disminuir el aumento de peso (Borenstein, 2006). Claro sin menospreciar los procedimientos quirúrgicos existentes para lidiar con la obesidad como lo son la extirpación por liposucción del exceso del tejido adiposo. Al igual que la reducción quirúrgica del tamaño del estómago.
Como conclusión las diferentes vertientes que legitiman a la obesidad tienen sus puntos fuertes y débiles. La obesidad desde la mirada fisiológica y medica expone que las personas obesas son más propensas a las enfermedades, aun así todos los días sale alguna noticia donde de desbaratan estas ideas. Ejemplo de esto es la noticia que expresa que las mujeres con sobrepeso son menos propensas a tener cáncer de mama. La construcción de la obesidad como un estado anti salud se desmorona día a día. Además, las personas delgadas padecen de enfermedades que se podrían llamar exclusivas para ellas. Los canceres, la hipertensión y los problemas cardiacos no discriminan condición física.
La obesidad como problema estético como ya expusimos se da como consecuencia de los estándares de la belleza de la sociedad. Ahora bien, la sociedad se ve grandemente influenciada por la publicidad. Recibimos miles de estímulos diarios en la prensa, en la televisión, cine y música que nos imponen el ideal de la belleza definido por los intereses económicos. Las grandes empresas de comunicaciones, entretenimiento y moda exaltan la figura esbelta pero no por mucho tiempo. Actualmente estas empresas buscan la imagen de una mujer más llenita, no tan flaca y anoréxica. También esos cambios se ven en los deportes, los jockeys (quienes montan los caballos en carreras hípicas) han subido a través de la ley el peso máximo debido a los problemas de salud que presentaban debido a su poco peso. Estas son señales de cambio, en fin lo que la publicidad nos ciega compramos lo que nos venden como correcto no lo cuestionamos, cuando deberíamos hacerlo.
Igualmente, el aspecto psicológico podría pasar también por una transformación ya que los problemas que surgen a raíz de la obesidad en este aspecto son en esencia problemas de autoestima. Entendemos que estos problemas de autoestima no son efecto directo de la causa, en este caso la obesidad. La autoestima se podría relacionar pero no de manera directa. La autoestima debe ser creada y fundamentada por uno mismo de manera intrínseca, entendemos que nadie valoraría a nadie mejor que si mismo. La importancia y responsabilidad con nosotros mismos es nuestra. No intentamos restar importancia al ambiente pero solo uno mismo puede mirarse al espejo sonreírse y enviarse besitos.
Finalmente, la obesidad desde la mirada cultural tiene su influencia en la persona obesa ya que es la cultura la que te dice si esta bien o esta mal. En una cultura consumerista como la nuestra donde solo se sale a recrearse o a comprar o a comer realmente hay una relación fuerte con la obesidad. Anteriormente mencionamos varias características de nuestra cultura contemporánea pero la cultura mas de antaño aun persevera en frases como: “ese nene esta flaco, dale vitaminas”.
En conclusión, la obesidad como problema, como epidemia, entendemos, no es más que un chivo expiatorio que se utiliza y se legitimiza con la salud en sus variadas vertientes pero en su deconstrucción se encuentra que realmente su legitimación va más allá y es un proceso social que implica más que solo la imagen corporal, implica estilo de vida, implica la transformación de los valores de una sociedad. Ayer eran los homosexuales hoy son los gordos y mañana… ¿quién? La obesidad se nos vendió como un problema de estética, ahora bien, ¿no será un problema de estática de nuestra sociedad? En fin digan lo que digan, puede que solo yo y los demás robustos de la actualidad solo necesitemos pensar que estamos fuera de época, por ello amo ir al museo de Arte de Ponce ya que con solo ver los cuadros renacentistas me reafirmo con un ¡Que buena estoy! si tanto pintor se dedico a hacer cuadros de mis correligionarias en figura J.
Referencias
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Octubre 2011 editado del original publicado en Diciembre 2006 http://members.fortunecity.com/estaticayestetica/id18.htm